viernes, 14 de diciembre de 2007

entre mis recuerdos


Ultimamente tengo una extraña sensación; pensar que si se incendiara mi casa (espero que no...) , qué cosas salvaría...Os lo habésis planteado alguna vez?....Cosas de valor creo, por mucho dolor de corazón y de bolsillo que me de, no podría salvar...Pero si tuviera que elegir, hay una serie de objetos que forman la historia de mi vida. Esta mañana...invadida por ese pensamiento angustioso me puse en el arduo ejercicio de hacer limpieza...


Limpieza de tonterias que vamos acumulando a lo largo de la vida para nada....Pero lo que quería hacer, principalmente, era agrupar todos los recuerdos que quería conservar en una caja...Es una vieja caja (del tamaño de una de zapatos), antigua (era de mi madre) como un baúl de los de antaño con sus pegatinas medio despegadas de hoteles de tiempos pasados...Y allí, en esa caja cupieron todos mis recuerdos: recuerdos de viajes, recuerdos de gente, de circunstancias, épocas pasadas....Incluso una cajita con 12 rosas disecadas desde hace.....7 años....Lo siento, soy una romántica....

Tengo,además, desde que tenía unos 10 años unos cudernos..."los cuadernos de mi vida"..No son un diario, ni mucho menos...pero sí un relato de momentos importantes de mi vida....que ¿por qué lo hago?...Quizás sea una tontería pero tengo en mi cabeza la imagen de mí dentro de muuuuchos años, viejecita, casi sin memoria, en un sillón, leyendo esos cuadernos y rememorando otros tiempos....Si hay alguien que lo escuche, bien..si no para mi queda....Esos cuadernos también están en la caja.


Luego están las fotos, que también me gustaría conservar ya que son un legado que de mí quedarány por ello me he tomado la molestia de fecharlas con la mayor precisión....

Pero además hay algo que me gustaría conservar....mis cartas...Todas las cartas que he recibido en mi vida (y son muchas dada mi afición epistolar)....Para mi, en su mayoría son pequeños tesoros, legados gráficos de personas con las que tuve las suerte de cruzarme en la vida, gente que me quiso, a la que quise, que me aconsejaron, me escucharon, se acordaronde mi y me escribieron.....


Y a más a más....si aún me quedará tiempo y fuerzas para trasladar todo, quisiera coger al menos un libro...un libro que es un recuerdo, el recuerdo de personas ya ausentes....


Vamos, que si hubiera un incendio (repito, que espero que no), ya lo tengo todo planeado; cojo una bolsa...primero a por la caja, luego las fotos y el libro que está en la misma habitación y luego corriendo al dormitorio a coger las cartas....


Bueno...y si entre medias me encuentro por ahi el portátil lo cojeré....


No sé quizas sea la cercanía de la perdida de un familiar, lo que haga que piense tanto en lo que quiero recordar, lo que quiero conservar, el legado gráfico que quiero dejar....

lunes, 26 de noviembre de 2007

el buscador



"El que yo definiría como un buscador...
Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.
Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día, un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Habíasta es la historia de un hombre al aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió.
Después de dos dias de marcha por los polvorientos camios, divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada.
Un portezuela de bronce lo invitaba a entrar.
De pronto, sintió que olv¡daba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquel lugar.
El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como el azar, entre los árboles.
Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraiso multicolor.
Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:
“Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”
Se sobrecgió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra; era una lápida.
Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar.
Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía:
“Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”
El buscador se sintió terriblemente conmocionado.
Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba.
Una por una, empezó a leer las lápidas.
Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Pero lo que le conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años...
Embargado por un dolor terrible,se sentó y se puso a llorar.
El cuiddor del cementerio pasó por allí y se acercó.
Lo miró durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
-No, por ningún familiar –dijo el buscador- .¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?
El anciano sonrió y dijo:
-Puede usted serenarse. No hay maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...:
“Cuado un joven cumple qunce años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfuta intensamente algo, abra la libreta y anote en ella:
A la izquierda, qué fue lo disfrutado.
A la derecha; cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia y se enmoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semna? ¿Dos? ¿Tres semanas y media...?
Y después, la emoción del primer beso...¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?
¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo...?
¿Y la boda de los amigos?
¿Y el viaje más deseado?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones? ¿Hoars? ¿Días?
Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos...Cada momento.
Cuando alquien se muera,
es nuestra costumbre
abrir su libreta
y sumar el tiempo de lo disfrutado
para escribirlo en su tumba.
Porque ése es para nosotros
el único y verdadero TIEMPO VIVIDO “
Jorge Bucay

viernes, 16 de noviembre de 2007

lunes sombrío


Sonó el despertador.Marcaba las 7:45 aunque mi cuerpo se negara a creer que ya habia dormido ocho horas. Cerré los ojos en un intento por ignorar el agudo timbre de aquel espantoso aparato pero pronto mi conciencia social se encargó de darme la ultima bofetada necesaria. Me arrimé hacia el lado derecho de la cama, conté hasta tres y me senté despues de comprobar el frio que hacia fuera. Sin darme tiempo a más reflexiones retiré las sábanas y posé mis pies en el suelo. Aquella repentina sensación del gélido suelo bajo mis pies acabó por despertarme.
Encendí la luz de la lámpara y aún con los ojos cerrados ante el chorro de luz busqué a tientas mis zapatillas.Me agaché para buscarlas debajo de la cama hasta que mi nariz casi rozaba con los polvorientos pelos de la alfombra. Entonces, un olor raro llamó mi atención; era un olor raro, desagradable. Palpé la alfombra ya que aún mi visión no era nítida aunque el resto de mis sentidos ya habían despertado. Sentí algo extraño. Llegó a mis manos una sensación de humedad, de una humedad cálida, reciente...Fui al baño desistiendo así de encontrar las zapatillas, con el propósito de lavarme la cara y subir la persiana. Pronto la oscuridad contenida entre las cuatro paredes de mi habitación fue invadida por el frio sol de la madrugada. Fui entonces a comprobar lo que le había pasado en la alfombra cuando, al acercarme, descubrí horrorizado una inconfundible mancha de sangre....Era una mancha grande, que por su olor y aspecto deduje que sería reciente. Me asusté, me asusté mucho, me palpé la cara, los brazós, me miré las piernas y nada parecía delatar el origen de esa sangre. Me acerqué a un espejo para cerciorarme de ello, y todo era normal salvo mi gesto de espanto. No sin horror, admití que si la sangre no era mia.....¿de quién o de dónde procedía?....Aquello era muy extraño, sobretodo porque vivía solo, y no había otro ser que lo habitara.....Era sangre, no había duda; un charco de sangre...
Me dirijí hacia la entrada, absorto por mis pensamientos y mis miedos...Mis pensamientos abarrotaban mi mente de manera frenética y obsesiva. Tuve que desabrocharme la camisa del pijama que, empapada de sudor, me molestaba...Mi pelo estaba húmedo y gotas de sudor recorrian mi rostro hasta desvanecerse por mi cuello. Me daba con las esquinas, caminaba con la mirada fija en la puerta de entrada. Poco antes de llegar, pensé que quizás debería haber cogido un cuchillo de la cocina pero ya era tarde.....Me acerqué poco a poco hasta la puerta: mi corazón palpitaba de forma compulsiva...Pronto comprobé que la puerta estaba perfectamente cerrada y las llaves puestas en la cerradura tal como tenía por costumbre. No vi nada extraño, nada...
Se me ocurrió llamar a la policía pero ¿qué les decía?, ¿cual era la denuncia?. Entré en todas las habitaciones comprobando que todo estaba tal y como lo dejé la noche anterior aunque confieso que casi hubiera preferido descubrir algo que aclarase mis ideas...Mi mente se bloqueó, no sabía ya qué pensar, quizás solo era un sueño, o una pesadilla...Entré al baño y me dispuse a ducharme. Abrí el grifo y pronto el vapor de agua cubrió los espejos. Me quité el pijama que estaba totalmente empapado, el sudor corria por mis sienes ......pero salvo eso....nada anormal; ni una herida, ningún rasguño, ni siquiera restos de sangré en mis uñas que delataran algo. Sentí el agua correr por mi cabeza y me relajé, pensé que todo sería una pasadilla y que al salir todo sería normal....
Pronto algo llamó mi atención al punto de acerme perder casi el equilibrio...Vi como un remolino de sangre mezclada con agua, se apresuraba a salir por el desagüe de la ducha..Me asusté mucho, aquello era real y cada vez me obsesionaba más, miré instintivamente al techo que seguía igual de blanco que ayer...Me desesperé...¡Me estaba volviendo loco!
Me arreglé y me vestí, no sé muy bien de qué modo, pero pensé que, a pesar de todo, en el trabajo me esperaban como cada día. Estaba deseando abandonar mi casa, alejarme, distraerme y descubrir, al final del día, que todo fue una alucinación. Fui a la cocina a prepararme un café bebido cuando horrorizado comprobé que el cajón de los cubiertos había un cuchillo ensangrentado....¡Dio mio! ¿qué había hecho?....Me sentí mál, me sentí culpable. Cogí el cuchillo y lo puse bajo el grifo con la intención de borrar cualquier huella que me inculpara...¡Culpable! pero....¿de qué?...Empecé a reprocharme mi falta de moral. ¡Asesino!. Depués, fui al dormitorio y cogí la alfombra con intención de hacerla desaparecer....Había visto muchas películas pero mi mente abotargada no lograba pensar con claridad... Si la tiraba en cualquier contenedor, al final la descubrirían...Decidí quemarla así que la extendí en la bañera y rociandola con media botella de Johni Walker y alcohol etílico, la prendí. Dio un gran fogonazo que por un momento me asustó, pero con el grifo en la otra mano, lo fui reduciendo y vi que ya estaban borradas todas la huellas. Una fuerte humareda comenzó a hacerme perder la consciencia, me tuve que sentar ante el inminente mareo a la vez que abrí la ventana....El techo, ennegrecido por el humo delataba que algo raro había pasado pero...ya no había huellas, nadie me descubriría.....Saqué los restos que de la alfombra quedaba y los guardé en una bolsa. Me dispuse a salir. Me miré al espejo. Tenía cara de loco, exaltado, de nuevo sudoroso.....Me peiné intentando normalizar mi imagen y me dispuse a salir a la calle. Bajé en el ascensor para que nadie me viera y anduve por la calle a paso rápido...No se veía a nadie alrededor, me sentí solo, observado por todo el mundo que imaginaba apostado en sus ventanas ocultandose tras las cortinas. Aceleré el paso, casi corrí, miraba obsesivamente a todos los lados, un barrendero, a lo lejos, me parecíó que espiaba mis movimientos...No podía andar más tiempo con la bolsa pues resultaba sospechoso asi que la dejé en un contenedor y corrí en la dirección opuesta por esas calles solitarias... Mis pasos retumbaban como si quisieran despertar al mundo... Nada más alejado de mi intención que lo único que quería era retomar la normalidad de un lunes más y, si acaso, esperar a que la policía me detuviera. Volví a casa a pesar de querer ir a trabajar, en busca de las llaves del coche, subí por las escaleras, apenas sin hacer ruido cuando descubrí horrorizado que el rellano del piso estaba manchado de gotas dde sangre....Me estaba volviendo loco.... Corrí a casa y cogí una fregona con la mayor rapidez de la que fui capaz...Lo limpié aunque me esforcé en no hacer ruido ya que con el silencio que reinaba a aquellas horas, sería fácil que algún vecino de percatara de mis labores y entonces.... me delataría...
Al terminar, entré en casa, cogí una maleta y la llené con lo primero que encontré al abrir el armario, No sabía a dónde iba, siquiera lo que iba a hacer en el siguiente minuto..S olo sabía que tenía que huir, huir, huir. Cogí el coche, y me dirigí por las calles sin rumbo fijo, aprovechando la soledad de las calles para acelerar....Cogí un cigarrillo que aspiré con nerviosismo. Miraba al frente, la mirada fija en el frente y miles de pensamientos cruzándose por mi mente y voces que exclamaban “!culpable¡”, “asesino”, “asesino”, “asesino”....Parecía que, como si el volante lo dirigiera otro, fui a dar a una comisaría. Me encontraba a media hora de mi casa, en oto distrito diferente al mío en el cual jamás había estado. Dejé el coche y me dirigí a ella. El frio de la mañana, de repente se tornó a calor; un calor sofocante recorría mi cuerpo. Noté, al momento como una gota de sudor recorría mis sienes, hubiera jurado que a esas horas de la mañana era victima de una intensa fiebre. Ignoraba cómo se hacía aquello y quizás influido por las películas, me acerqué a uno de los agentes y le dije “deténgame, yo soy el asesino”. Me miró extrañado y cogiendo me del brazo me llevó a una sala. Ya estaba hecho, ahora tendría que cumplir mi castigo, hasta sus ultimas consecuencias. No puse ninguna resistencia; solo estaba siendo consecuente con mis actos y pagando a la sociedad mis malas acciones. Sentí debilidad en mis piernas lo que me obligó a sentarme, empecé, por momentos a ver borroso, mi pelo estaba empapado en sudor....sudor y....sangre!...Dios mío, me estaba volviendo loco! Me arranqué la camisa como pude, y grité, grité de rabia, de locura, de fiebre... Pronto entraron en la sala dos agentes escandalizados ante mi actitud. Me tomaron por las axilas y casi en volandas me llevaron por unos pasillos....Era mi final; lo sabía...El silencio me embargaba, acudía sumiso hacia mi destino. Solo la muerte me esperaba...me llevaron a una sala oscura, pequeña y con un extraño ambiente desolador, me sentaron en una silla y me conectaron unos cables ....Era mi castigo... Una luz incidía de forma acusadora sobra mi cabeza. Cerré los ojos, el calor, el sudor inundaba mi últimos momentos. Solo pude elevar la cabeza y lanzar un “lo siento” al Cielo, o la vida o la sociedad, o... o a mi victima a la que pronto vería...La máquina se puso en funcionamiento, los latidos de mi corazón hacían de redoble, una extraña sensación recorría mi cuerpo, un sueño mortecino...En frente; mi pelotón de fusilamiento reía a carcajadas, haciendo mofa de mi situación, Sus risotadas hacían eco en mi cabeza...”Carguen!...aputen!........
Sonó el despertador, eran las 745 de la mañana. Cerré los ojos queriendo ignorar su espantoso sonido pero pronto mi conciencia de trabajador terminó por despertarme y afrontar otro día más. Otro día más