lunes, 19 de mayo de 2008

el último tango: en Paris


Ella le miraba de reojo, sin que él, absorto en la televisión se diera cuenta. Buscaba ese cruce de miradas que antaño les bastaba para decirse todo aquello que con las palabras no se expresaba...Necesitaba algo, una mirada, una sonrisa....algo...Buscó con el pensamiento entre sus recuerdos, guardados ahora en una antigua caja de Chocolates de París, donde reposaban ahora las cartas que con amor y pasíón, un día llegaron hasta su corazón...Añoraba esos momentos...Esos tiempos en que las promesas iban más allá de lo que el tiempo lo hacía creible...Tiempos en que hacían planes, juntaban sueños con sabor a eternidad.
Pronto, algo le despertó de su letargo...Era él que la llamaba. Postrado en una cama miraba por la ventana. La televisión, de fondo, no hacía sino llenar un vacio de silencio..Se levantó con la paciencia y el cariño nacido de tantos años de convivencia y con un pañuelo bordado con sus iniciales que guardaba bajo la almohada, secó una lágrima que recorria su rostro. Lo miró, daría lo que fuera por saber qué era lo que le preocupaba pero parecía que él no encontraba las palabras que expresaran todo lo que tenía dentro.
La cogíó la mano, en el momento en que estaba a su lado doblando el pañuelo y buscó -después de tantos años- su mirada. Tan sólo acertó a decir “gracias”...Pero un “gracias” que englobaba toda una vida, toda una vida de aciertos, de fracasos, de tiempos dificiles, de tiempos felices. “Gracias” por concederle un sueño, gracias por la famila que creó con ella...Era un “gracias” a toda una vida. Ella lo sabía, sabía todo lo que encerraba aquella demostración “a su manera” y se desplomó....Era lo que necesitaba oir después de tantos años....Saber que habían cumplido juntos, muchos de los sueños que de jóvenes les unieron.
Agarró su mano con fuerza, con tal fuerza que terminó con ella dolorida. Él quería que supiera que estaba allí, que agradecía todos y cada uno de los instantes a él dedicados -toda una vida- y sin habérselo dicho nunca, que la quería....La quería como el primer día, como el día que se prometieron amor eterno, como el dia que bailaron por primera vez juntos. La quería pero no sabía cómo decirlo..
Lloraron los dos juntos, sin vergüenza, sin tapujos....con la incertidumbre de saber que podía ser la última vez que se lo dijeran, pero a la vez con el desahogo que produce decir algo guardado dentro durante mucho tiempo....Lloraron porque echaron juntos la vista atrás y se dieron cuenta de todo lo que habían construído juntos, la familia que habían creado; hijos y ya hasta nietos...Que habían creado ellos solos a partir de un amor juvenil, lleno de sueños y deseos...
Sólo acertó a decir unas palabras entre los hipidos que convulsionaban su cuerpo frágil....Ella no necesitaba oir más pero él se empeñaba en encadenar las palabras....Cada lágrima que afloraba en sus ojos, ella recogía con el pañuelo...Él la miró y acertó a decir; “si me recupero, el último tango; en Paris”.

3 comentarios:

Carlota dijo...

Vaya... me recuerda a algo que viví hace unos meses, aunque no recuerdo haber escuchado esa frase :). Precioso, sin palabras. Un beso, Lola.

patri dijo...

Qué bonita historia....el final me ha encogido el estómago.
Te he descubierto por casualidad,cotilleando...y me ha encantado.
Volveré...

Lola dijo...

Carlota: es lo que tené la imaginación, que donde la realidad no llega, interviene ella....Gracias Carlota, me alegro de que la haya gustado,ché...besos

Patri: me alegro de que vos hayas caido por mi mundo donde diferentes esencias se mezclan...(espero no más q ue todoas la esencias sean agradable...)Vení cuando querás...